Día 1

 La luz se ha vuelto rara. El aire ha perdido su peso. 

Las horas se estiran y gotean y creo que voy a inundarme. 
Tu voz sigue haciendo eco en mis costillas 
y se va convirtiendo en un murmullo. 

Hace un frío de cojones y no soy capaz de borrar las fotos de la galería. 

Tengo que volver a dibujar todos los confines que borré por tu causa,
tengo que leer libros, tengo que escribir poemas. 
Necesito recordar mi nombre y necesito tirar todas tus cosas. 

¿Algún día dejan de arder los recuerdos?
¿Tendré que borrar todas las canciones que te regalé, 
todas las melodías que llevan tu cara? 

Tengo la sensación de que levanté un castillo 
y construí los muros de carga con todo lo que había sido mío; 
cuando terminó la guerra te llevaste tus cañones 
y a mi no me quedaron más que escombros. 

¿Tú también piensas en mi reflejo?
¿Te arrepientes de algo?
¿Estás solo? ¿Tienes miedo? 
¿Durante cuánto tiempo has mentido? 

Ahora que tiendo los puentes de plata 
descubro que tú eras el único enemigo. 

Me siento una estúpida; 
llevo mucho tiempo abrazando a una ausencia disfrazada de persona. 


No sé si seré capaz de reconstruirme.




 

Llego tarde al patíbulo

Llego tarde al patíbulo.
La muerte me espera en cualquier esquina.
Se viste con minifalda corta
lleva pintalabios rojo.
Las pestañas le llegan al cielo.

Mi hora se dibuja en todos los relojes atrasados
que me hicieron llegar tarde a primera hora.
La muerte habita estos muros
cimentados sobre hueso
carne
sangre
grasa.

Son manos que atraviesan como cuchillos,
son jeringuillas que atraviesan como cuchillos.
Un after en Salamanca,
una cama universitaria ávida de vida,
aterrada.

Una mentira tras otra,
un te quiero que nadie pronunció.
Envenenarse con vino barato, labios morados.
Ser la ex-loca,
ser la gorda feminazi,
ser la que quiso
pero no pudo.

La muerte es un suspenso,
la muerte es el adiós que alguien no pronunció.
La muerte son todos esos hijos de puta,
anda que os den por culo,
panda de resabiados engendros.

Llevo una pistola,
Julieta acorazada,
Blancanievas homicida,
Anais Nim de mala leche,
Marisol hasta el coño cantando la republicana.

Llego tarde al patíbulo.
La muerte me espera en cualquier esquina.
Pero yo no tengo nada que perder,
y muchas, muchísimas balas.




las formas del poema

El poema, la poesía, adquiere a veces formas extrañas. 
Un café frío, mogollón de ropa tirada por el suelo. El informativo de la 3. Labios cortados del frío, un condón roto, hojas amarillas en un parque infantil. Las palabras que uno dice, las mentiras que uno consiente, las verdades que uno calla. Ensalada para cenar, queso batido, contar el tiempo que hace que no ves a alguien que quieres. Poner a cargar un vibrador, tender una lavadora. Llegar tarde al gimnasio, aprobar un examen, intentar justificar la tristeza. 
Tu vida en ciudades en las que ya no vives, pero de las que no te has marchado. Alguien que no te devolvió un libro que nunca debiste haberle prestado. Listas de reproducción. Las ganas de follarte al batería de tu grupo favorito. Cambiar las sábanas, echar de menos, quitarte un grano, ir al médico, llegar tarde al gimnasio. 
No tener ni puta idea de cómo seguir. 
No es como si yo supiera algo de ordenar cosas, ni versos ni ropa en el armario. Me acuerdo todo el tiempo de que amé, pero ahora sé que no lo hice bien. 
Vuelvo a escribir. Y lo primero que garabateo es el título.


@alksko