Día 1

 La luz se ha vuelto rara. El aire ha perdido su peso. 

Las horas se estiran y gotean y creo que voy a inundarme. 
Tu voz sigue haciendo eco en mis costillas 
y se va convirtiendo en un murmullo. 

Hace un frío de cojones y no soy capaz de borrar las fotos de la galería. 

Tengo que volver a dibujar todos los confines que borré por tu causa,
tengo que leer libros, tengo que escribir poemas. 
Necesito recordar mi nombre y necesito tirar todas tus cosas. 

¿Algún día dejan de arder los recuerdos?
¿Tendré que borrar todas las canciones que te regalé, 
todas las melodías que llevan tu cara? 

Tengo la sensación de que levanté un castillo 
y construí los muros de carga con todo lo que había sido mío; 
cuando terminó la guerra te llevaste tus cañones 
y a mi no me quedaron más que escombros. 

¿Tú también piensas en mi reflejo?
¿Te arrepientes de algo?
¿Estás solo? ¿Tienes miedo? 
¿Durante cuánto tiempo has mentido? 

Ahora que tiendo los puentes de plata 
descubro que tú eras el único enemigo. 

Me siento una estúpida; 
llevo mucho tiempo abrazando a una ausencia disfrazada de persona. 


No sé si seré capaz de reconstruirme.




 

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